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El Tolima y la única revolución triunfante

La única revolución triunfante que se ha dado en la historia colombiana, a partir de la  independencia de España, fue la que dirigió el general Tomas Cipriano de Mosquera entre 1860 y 1862 contra el gobierno centralista de Mariano Ospina Rodríguez, siendo uno de sus impactos la creación de facto del Estado del Tolima en el alto del Raizal (Guaduas – Cundinamarca) el 12 de abril de 1861, donde, además de liderazgos, hubo conveniencias militares, políticas y económicas alineadas con el contexto nacional de la época.

Así, el “Tolima grande, que en este 2025 conmemora los 164 años de creación como Estado del Tolima, siendo el noveno miembro de la Confederación Granadina, pasó pocos días a denominarse Estado Soberano del Tolima, según el artículo 41 del Pacto de la Unión de septiembre 20 de 1861, como integrante de los Estados Unidos de Colombia. Dicho pacto, que tenía el sueño de formar una “asociación política que asegure para siempre el orden, la paz, la libertad y la consolidación del sistema federal”, la suscribió el señor Antonio Mendoza, como representante plenipotenciario de esta región, junto a los otros 8 delegados territoriales.

Con anterioridad a esta conquista de autonomía administrativa,  varios dirigentes de las entonces provincias de Neiva y Mariquita (con la que se formó el nuevo estado del Tolima desagregándolo de Cundinamarca) entre ellos José María Rojas Garrido y Manuel Murillo Toro, venían insistiendo en esta separación ante el organismo competente, la Asamblea de Cundinamarca; pero esta organización siempre la rechazó.

Consecuencia de esa negativa, los líderes José Hilario López, José María Rojas Garrido y Gabriel González Gaitán, iniciaron un movimiento de oposición y desconocimiento de las órdenes del gobierno nacional de presidente Ospina Rodríguez y de esto se pasó a otros hechos.

Efectivamente, como relata el historiador Delimiro Moreno Calderón en Cronología de la historia del Estado Soberano del Tolima, en la revista de la Academia Huilense de Historia, 2011, “en mayo de 1860, en La Plata, el alcalde José Félix Castillo y el sacerdote José Fernández se declararon en rebeldía apoyando al movimiento que, por entonces, en el Cauca lideraba Mosquera. Esta iniciativa también fue apoyada en Ambalema por dos de sus pobladores, Tiberio Jácome y Santiago Dulcey, quienes lideraron un asalto a un envío de armas proveniente de Ibagué. Por idénticas razones, en Purificación se levantaron en armas 500 hombres que fueron rápidamente vencidos por las fuerzas oficiales”.

En su relato, el investigador Delimiro Moreno Calderón, anota que luego “la favorabilidad a la rebelión en la región del Tolima condujo a que Mosquera enviara al coronel Miguel Quijano a derrocar el Gobierno oficial en la ciudad de La Plata, lo cual logró en julio de 1860”, pero, después el oficialismo recupera la plaza y enjuicia a los rebeldes, para finalmente quedar la población de La  Plata en manos de Tomas Cipriano de Mosquera, en donde (19 de noviembre de 1860) fue investido como presidente (de facto) de los Estados Unidos de Colombia y continúa su ascendente triunfo hasta llegar a marzo de 1861 a ocupar Villeta y Guaduas y el 12 de abril de 1861 darle vida al Estado del Tolima, nombrando a Ángel María Céspedes como el primer presidente interino hasta llamar a elecciones.

Los años siguientes para el Tolima y todo el país fueron muy convulsionados, de mucha inestabilidad administrativa y política, de conflictos y guerras, etc. Los siguientes pocos datos nos muestran porque nuestro atraso, sin contar el “aporte” externo: 6 constituciones en solo 24 años, 5 veces cambió de capital   (Purificación fue la primera durante 22 meses. Las otras son Ibagué, Neiva, Guamo y Natagaima), las divisiones y subdivisiones territoriales se dieron en varias oportunidades, sus principales renglones de la economía fueron al inicio  la minería, el tabaco y la ganadería, en 1864 con 63 poblaciones solo existían 11 escuelas y 2 colegios de bachillerato.

Hoy, 164 años después, ya superadas catástrofes como la desaparición de Armero y otras cuantas difíciles situaciones y enmarcados dentro de nuestra actual división política con los 47 municipios,  el tolimense y los compatriotas y extranjeros que residen en este bello territorio, privilegiado por su estratégica ubicación geográfica, sus diversos pisos térmicos, su riqueza fluvial, su naturaleza en general, forman un conglomerado honesto, amable y trabajador, que lucha por la paz y la construcción de una patria digna, en donde impere la igualdad de oportunidades, la armonía y la justicia social.

Por Miguel Salavarrieta Marín

Comunicador social.

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