Santofimio
Foto de Giovanna Pezzoti.

En defensa de Alberto Santofimio Botero

Santofimio
Foto de Giovanna Pezzoti.

Alberto Santofimio Botero, preso en 1977, era el ícono del vulgar recaudo mártir entre los anquilosados/as líderes políticos del barrio Ricaurte, quizá el sector de la ciudad de Ibagué donde la puja electorera tocó y toca aún visos de carnavalesco vaivén del madrazo limpio por enemistad política y por el voto mancillado, pero donde nunca para ello se llegó ni llegará al descuartizamiento, al desplazamiento, al empalamiento, al jugar balón con la cabeza recién decapitada o menos a la masacre con criterio social o por razones morales, como el del justificado pregón mediático que hoy le hacen al único presunto indiciado no tolimense que gobernó y hoy gobierna en la sombra a Colombia.

Alberto Santofimio Botero, está preso, por asistir y embarrarse hasta el tuétano de la sociedad del lujo y del todo se puede, muy admirada mediática, religiosa y socialmente de los 80, en aquellas fincas paraísos de Chicoral y Gualanday, cuando por igual como hoy, existían policías, detectives y militares manzanas podridas al servicio del dinero ilegal.

Alberto Santofimio Botero, es periodista pero nunca asistió ni asistiría a entrenamientos de tiro y manejo de armas ordenados históricamente cada febrero por indiciados o condenados Comandantes de Policía Tolima, como sí lo hicieron entonces algunos directores de noticieros radiales, reporteros, dueños de portales, empresarios de TV local y ventajosos locutores conversos relacionistas públicos de los 90 y principios del XXI, cuando ya condenado por la Seguridad Democrática de sus alumnos comunicadores, le supieron oportunamente dar la espalda.

Alberto Santofimio Botero, fue Ministro de Justicia a sus 32 años, pero nunca usó el cianuro, ni las fakenews, ni la siembra de pruebas, ni las evidencias sin corroborar de magnicidas presidenciales, ni menos el hacer trizas a un organismo judicial que en Paz le hubiera dado, antes de negarle, su redención.

Alberto Santofimio Botero, es tolimense y fue una clara opción presidencial antes de propalar ingenuamente a los amantes del cianuro, de la masacre con criterio social o por razones morales.

Alberto Santofimio Botero, es a su manera un humanista que cuando pudo recomendar doctos ateos magistrados, literatos o don nadies autodidactas que superaron y superan con creces, por ejemplo, a la docta ignorancia del crucifijo y la camándula que se tomó, por ejemplo, a la Universidad Pública Regional o al Concejo de Ibagué o a la Asamblea del Tolima o a los medios regionales.

Alberto Santofimio Botero, fue un asocial ilustrado que se regodeó entonces con supuestos bien habidos bandidos traquetos, policiales o militares pero a los que les supo poner su distancia, la prudente distancia de la razón criminal, ante la empoderada barbarie de las razones morales o del criterio social para asesinar.

Alberto Santofimio Botero, fue un traidor a su tiempo de quienes en su inicio le prohijaron políticamente en un país y un Tolima ignorante, que como en los de hoy se lo distribuyen en tierras y en robo de lo público entre amigos y socios del crimen con criterio social y por razón moral, y quien lo creyera, de los que en hermanazgo acullá liberales socialistas y más acá diletantes del poder ajeno, nos vuelven al norte, su norte que nos imponen.

Alberto Santofimio Botero, fue, tal vez, contertulio intelectual de Adán Izquierdo y de Gerónimo, avezados comandantes de las extintas Farc-Ep en el Tolima, pero desde su encierro carcelario nunca atendió ni atendería las propuestas dinerarias delatoras del FBI, de la NSA, de la DEA, de la Mossad o el Shin Bet judío, de la CIA o del MI6 británico, como sí lo hicieron y hacen unos/as pocos bucólicos iletrados subalternos ex-JUCO o ex-M19 de los avezados muertos en combate.

Alberto Santofimio Botero amó a mujeres, obispos, locutores, traquetos, artistas, escritores, homosexuales, empresarios, académicos y jueces.

Alberto Santofimio Botero, amó al poder. ¿Quién no?

Alberto Santofimio Botero quizá fue una de las cuotas sacrificadas del poder territorial de la escuela de Alfonso López Michelsen, frente a la cual los injerencistas embajadores de USA, los todopoderosos medios corporativos, y la reinante clase política que representan hoy los hermanos Galán, pudieran impunemente imponer al virreinato de Cesar Gaviria Trujillo para la liberalización de la economía nacional, la desprotección de la agricultura tradicional colombiana, la sumisión al Comando Sur de las FFMM y porque no, la presidencia de un exgobernador cuyo único mérito es profesar que se masacra por criterio social y se asesina por razones morales, algo que el político, intelectual, jurista, escritor, orador, periodista y académico Alberto Santofimio Botero nunca le oímos ni le oiremos.

Este nueve de abril, 71 años después de la impunidad sobre el crimen de Jorge Eliecer Gaitán:

¿Existe alguna razón moral para impedir el ingreso a la JEP de Alberto Santofimio Botero?

¿Estaremos lo suficientemente bien informados por Semana.com, la W radio, Bluradio, Caracol TV, la corporación RCN, Espectador.com o el Tiempo.com porque si Santofimio merece la cárcel por siempre, cuando nunca cometió una masacre como la del el Aro, el Salado, la Chinita, u ordenó vestir y asesinar cobardemente a jóvenes enfermos mentales y desempleados para ganar una guerra que nunca se ganó?

No. Rotundamente no.

Solo el discurso hecho eco por la prensa nacional y del Tolima, en que prevalezca la historia oficial que quiere sembrarnos un partido político que al refundar la patria, aúpa la masacre por criterio social y el crimen por razones morales.

Por: Luis Orlando Ávila Hernández, Ingeniero agrónomo, propietario de la ex Tienda Cultural La Guacharaca.

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4 opiniones

  1. Su santofimio es un truhán acelerador de la descomposición de la Administración Pública

  2. Siempre habrá defensores de los hampones de cuello blanco.Santoimfamia fue el bandido más grande que ha dado el Tolima y debe permanecer preso hasta que cumpla todas las condenas.Sus aliados y que se beneficiaron del apogeo lo siguen venerado y defendiendo.

  3. Perdi 2 min de mi vida, leyendo como un periodista trata de limpiar la imagen del peor politico del Tolima.

  4. En resúmen, Alberto Santofimio fué un verdadero hijo de puta, pero no tanto.

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