Los dos dirigentes alcanzaron curul en el Senado y deberían trabajar ahora de la mano por el Tolima.
La campaña política finalizó el 13 de marzo. Sin duda quedarán heridas entre los dos primos Barreto. Algunas tardarán más que otras en sanar. Los amigos de uno y otro grupo tendrán también sus diferencias y posturas, algunas irreconciliables, otras más reflexivas y tolerantes.
Pero el 20 de julio de este año, con el inicio del período de sesiones del nuevo Congreso de la República, el Tolima necesita a los senadores Oscar Barreto Quiroga y Miguel Ángel Barreto Castillo, trabajando en los proyectos de ley que saquen a la región de su atraso histórico; que permitan la reactivación económica y la prosperidad, luego de los tiempos aciagos de la pandemia y del abandono de años del centralismo bogotano, de las élites tradicionales del orden nacional.
Curtidos en las lides de la política los primos Barreto podrían sentarse, dejar a un lado las diferencias, coincidir en una agenda común, abrazando las diferencias, potenciando las fortalezas de cada uno. Haciendo una sinergia entre propuestas y visiones conjuntas que permitan avizorar el Tolima que todos anhelamos y merecemos.
De hecho, Miguel Barreto dijo en la noche del domingo 13, que trabajaría con los demás congresistas tolimenses en el marco del respeto, la tolerancia, sin odios ni sectarismos.
Y Oscar Barreto se ha sentado con antagonistas políticos luego de protagonizar encarnizados debates y polémicas. El exgobernador le estrechó la mano a Gustavo Bocanegra, alias ‘Donald’, comandante de las Farc en el Tolima, uno de los cabecillas que estuvo detrás de un atentado en su contra cuando Barreto ejercía en su primer período como gobernador, en el cuatrienio 2008 – 2011.
El departamento, Ibagué y los 47 municipios del Tolima no soportarían, no tolerarían, otro ciclo de divisionismo, de sectarismo, del ‘cangrejismo’ que nos ha hecho tristemente célebres en los tiempos que corren, por cuenta de líderes y casas políticas (algunas vigentes, otras sepultadas en la memoria) que no buscaron más que el poder por el poder mismo, el ansia desmedida de dinero, la avaricia mezquina y vil.
Es tiempo para que Oscar Barreto Quiroga y Miguel Ángel Barreto Castillo se proyecten y dimensionen como los líderes que necesita la región, por encima de grupos o consideraciones electoreras. La región tolimense está huérfana de un liderazgo conjunto, de una proyección, ejecución inmediata a mediano y largo plazo. La actual coyuntura podría ser una oportunidad única e irrepetible para lograrlo.
Este es un editorial del director de A la luz Pública.
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