Martín Polanco Barrero practica la esgrima para llevar un mensaje de reconciliación y tolerancia.
En Ibagué, ciudad colombiana ubicada a 202 kilómetros de la capital del país, los jóvenes le apuestan al deporte como una alternativa de crecimiento personal, para alejarse de dañinas influencias y también para motivar con su ejemplo a otros.
Es el caso de Martín Polanco Barrero, quien con 17 años de edad, y a punto de culminar la educación secundaria, se destaca como practicante de la esgrima, un deporte donde se emplean espadas, sables y floretes, pero que no lesiona al adversario y tampoco hay violencia real. Es una disciplina donde además hay camaradería y una especie de fraternidad donde los practicantes se apoyan el uno al otro.
Martín Polanco completa tres años de ejercicio de la esgrima y señala que incursionó en esta disciplina para enfocar su mente, conocerse a sí mismo, controlar sus emociones e influenciar a otros jóvenes para que tengan un crecimiento personal hacia actividades más proactivas y que beneficien a la comunidad. En el proceso ha sido clave el apoyo de la familia de Martín Polanco, así como el de sus maestros en el colegio.
Quizá la mentalidad de Martín y sus esperanzas de tener en un futuro cercano un mejor país, provengan de las enseñanzas y ejemplos morales que recibió de sus padres: un abogado y una odontóloga que en su ejercicio profesional deben estar todos los días en contacto con la comunidad para colaborar en la resolución de problemáticas sociales.
Martín Polanco es un joven culto, sensible, y educado desde su hogar con principios morales y éticos. También tiene inquietudes por la política y la situación actual del país, amén de profesar y practicar una profunda fe católica. Entre otros pasatiempos cultiva la lectura y el dibujo.
Los sueños de Martín Polanco lo han llevado a integrar la Selección Colombia de Esgrima que compitió recientemente en el Campeonato Sudamericano que se realizó en Chile.
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“Sé que cuando las cosas no vayan bien debo trabajar más, no puedo rendirme. La esgrima me ha enseñado que si pierdo un encuentro debo aceptarlo, solo puedo trabajar más fuerte y así ser mejor. Escogí el florete porque además de agilidad y técnica se requiere mucha estrategia”, le dijo al deportista a la revista Criterio, un medio de difusión del colegio San Bonifacio de las Lanzas de Ibagué, donde Martín cursa sus estudios de educación media.
La pequeña cofradía de practicantes de la esgrima, con jovencitas y niñas incluidas, se reúne en las tardes en la ciudad de Ibagué, para dar golpes de espada, no con propósitos violentos, sino con la mentalidad de formarse mejor como seres humanos, e inspirar a otros con su ejemplo
Colombia, un país de Suramérica, busca dejar atrás las heridas de la guerra, luego de 60 años de conflicto armado. El gobierno nacional firmó la paz con el principal grupo rebelde del territorio y sus habitantes, empresarios, deportistas y artistas le apuestan a una visión esperanzadora del país en el futuro cercano.
Talentos como estos son los que deben apoyarse, tanto desde iniciativas estatales, como de la empresa privada, fundaciones y ONG’s, al igual que propuestas realizables de mejoramiento de individuos y conglomerados que conduzcan al crecimiento de la sociedad.
Dato:
Martín Polanco viajó a Frascati, Italia, a preparase en la mejor academia de florete. Estará allí tres meses con miras a competir en los Juegos Nacionales 2019.