Las encuestas hablan de un empate técnico entre el candidato Republicano y la candidata Demócrata. Sin embargo, estas encuestas del voto nacional no son muy asertivas puesto que el triunfo de alguno de los dos no depende del voto popular sino de los delegados electorales.
Lo primero que hay que aclarar es que cada Estado (48 en total y Washington D. C) viven sus propias elecciones el primer martes después del primer lunes de noviembre. Luego, los electores (las personas que votarán en el colegio electoral) son escogidas en función del vencedor de las elecciones estatales.
Los votantes estadounidenses votan por el presidente, aunque eligen a los electores que finalmente elegirán al presidente. El número de electores se ha establecido en 538 desde 1964 y se requieren 270 para ganar.
Cada estado tiene un número de electores igual a su representación en el Congreso (representantes en la Cámara más dos senadores). Entonces, Wyoming tiene tres electores, mientras que California, el estado más poblado, tiene 54.
Después de que cada ciudadano haya votado, este pasa a un conteo estatal. En 48 estados y Washington D.C. el ganador gana todos los votos de ese estado. Por ejemplo, si en California, Harris tuvo más votos de los ciudadanos, se llevaría 54 votos electorales.
Es posible que un candidato gane por el voto popular, pero pierda la elección, pues las elecciones presidenciales no se deciden por el voto directo de los ciudadanos. Esto sucedió en 2016, en 2000 y tres veces el siglo pasado.
Otra situación que puede ocurrir es que ningún candidato gane la mayoría de los votos electorales. Si esto sucede, la elección pasa al Congreso. La Cámara de Representantes elige al presidente entre los tres candidatos con más votos y el Senado elige al Vicepresidente entre los dos candidatos principales. Esto sucedió dos veces en la historia, en 1800 cuando la Cámara de Representantes eligió a Thomas Jefferson y 24 años después con la elección de John Quincy Adams como presidente.
En esta recta final, estados como Pensilvania (en donde Trump sufrió un atentado) podrían definir quién será el inquilino de la Casa Blanca en los próximos años. Si las cosas se dan como se rumora, habría un voto castigo para el expresidente por el mal manejo de su discurso frente a las comunidades latinas en especial con los boricuas.
Este es un Editorial de A la luz pública