Nada más hipócrita que el gesto de apoyo al paro que armaron los dueños de patios en Ibagué.
Los que sí tienen una deuda social enorme por aprovecharse de la desgracia y la necesidad ajena, son los administradores de los vehículos inmovilizados que prestan su servicio en la capital tolimense.
Le gente está cansada del maltrato en la atención al cliente, la persecución con sus grúas, los precios abusivos y abultados, y el contubernio entre la Policía y esta gente.
El coste de inmovilización mínima es de aproximadamente 200 mil pesos, si el usuario no logra gestionar rápido la salida de su vehículo este queda para siempre atrapado en estos sitios, y el patrimonio del ciudadano queda reducido a chatarra por culpa de la inclemencia del tiempo, las lagunas jurídicas en torno al tema y lo que fue un sueño de tener vehículo para transportarse queda en miseria.
Durante el paro nacional que empezó en Colombia el pasado 28 de abril, varios manifestantes la emprendieron contra estos sitios miserables e incluso procedieron en un acto de ira a incinerar grúas e instalaciones.
Asustados por lo que empezaba a suceder en otras ciudades, en Ibagué los contratistas de la Secretaría de Tránsito optaron por tramar a los indignados protestantes, poniendo carteles a la ligera en señal de apoyo a las movilizaciones y también para tratar de calmar un poco la efervescencia de los protestantes, que hoy en día es difícil que ‘traguen entero’.
Señor Pascuas, usted como ‘zar de las grúas’ debe contribuir con el desarrollo de la ciudad empezando por cambiar estos negocios de régimen simplificado a común, para que con los boyantes ingresos que percibe logre tributar, ya que por la falta de control la ciudad no es sujeto de ganancia por el rentístico mundillo del tránsito, mientras sus calles y malla vial se despedazan vertiginosamente.
Por: Juan Felipe Solano V.
Especial para A la luz Pública.
Una opinión
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