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Jesús el galileo, fue un probable cínico y revolucionario según la historia

Ahora que logré captar su atención con el titular de esta columna, paso a explicar su significado. En primera medida la palabra “cínico” que utilizo, no hace referencia al adjetivo que califica a la mayoría de los políticos en la actualidad. Hago hincapié a un movimiento filosófico que nació en Grecia en el siglo IV A.C.

El cinismo, tiene su génesis en la filosofía socrática, no tan encaminada a la dialéctica y al razonamiento, sino a demostrar sus ideales, mediante el ejemplo de vida de sus exponentes (por sus frutos los conoceréis). Entre los más reconocidos cínicos de la historia está: Diógenes de Sinope, sus ideas influyeron en estoicos como: Cicerón, Epicteto y hasta el propio, Séneca.

Académicos como John Dominic Crossan, han tratado en varios libros, las similitudes que existen entre el cinismo y la filosofía expuesta por Jesús, durante su paso por la Tierra. El desprecio por la vida ostentosa, el rechazo a las convenciones sociales de la época, el amor al prójimo, la impotencia por las injusticias, etc.

Es claro que la influencia Helénica (todo lo que deriva de Alejandro Magno), tocó las tierras judías de Galilea. Los griegos influenciaron en los romanos y el Imperio de estos últimos, sometía a los hebreos en manos de Octavio Augusto. Conocer esta coyuntura nos permite entender cómo pensaba el mesías de Yahvé (nombre de Dios utilizado en el Antiguo Testamento).

El modelo económico judío mutó con la llegada del Imperio Romano en el primer siglo. Se cambió el sistema agrario tradicional, por uno que no sólo quería dominar el territorio, recibir impuestos, sino acabar con la identidad y la dignidad de los campesinos de la época. Dos fuentes históricas que aconsejo para los amantes de la teología son: por el lado del cristianismo, Eusebio de Cesárea y del registro hebreo, Flavio Josefo.

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Terminaron los campesinos insolventes convertidos en jornaleros, artesanos y finalmente algunos en mendigos y subversivos. Es tan certera esta información, que estudios arqueológicos y antropológicos, han demostrado el deterioro sustancial de las condiciones nutricionales de la población. Es lógico pensar el porqué de tantas asonadas en estos tiempos. Entre esos grupos insurgentes estuvieron los famosos zelotes (celosos de la ley).

A diferencia de otros pueblos colonizados por Roma, los judíos no aceptaron con sumisión el dominio del Imperio. El argumento es sencillo, para ellos su tierra era herencia sagrada, por tanto no era fácil pagar tributos de la tierra a un rey extranjero. Además, la Torá (pentateuco para los cristianos) prohibía adorar como dioses a los emperadores y sus emblemas. Traten de imaginar la impotencia de un pueblo digno y la ira con sus sacerdotes (saduceos) los cuales se vendieron a los políticos de turno de la época.

Jesús de Nazaret, fue un revolucionario, que enfrentó (de manera pacífica) al sistema excluyente y tiránico, y a las acomodadas sectas religiosas de la época (saduceos y fariseos). Fue líder de una protesta activa y una resistencia no violenta, la cual acompañaron muchos humildes hombres de su entorno (apóstoles). El Cristo (ungido) sabía que el Dios de los Judíos no tenía preferencias individuales por los pobres u odiara a los ricos, pero si amaba la justicia y de eso había muy poco en Israel.

Lamento decirles a los epicúreos modernos (Epicuro de Samos 307 A.C), a los amigos del hedonismo y del placer, que están errados. No son cristianos verdaderos aquellos que defienden y sustentan el famoso «evangelio de la prosperidad » cuyo fin es hacerse rico a como dé lugar sin importar en absoluto el semejante. Les informo que nada tiene que ver su demagogia con las enseñanzas de Jesús. Acuérdense, de los falsos profetas.

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No es que esté mal seguir una corriente, eso es respetable. Lo que está mal, es decir , argumentar, vociferar, que se es «cristiano» cuando no tenemos ni la menor idea de cómo pensaba, cómo actuaba y qué ideología tenía al que considero mi líder. Lo mínimo que debería tener cada persona, para defender una corriente, es investigar y escudriñar en la tesis de su fundador. Nos evitaríamos la influencia de tanto pastorcito mentiroso en este tiempo.

Jesús, fue hijo putativo de un humilde carpintero llamado José y de su esposa María. Creció muy seguramente aprendiendo el oficio de su padre durante sus primeros años. Una vez fue bautizado por Juan, empezó su ministerio Fueron tres años en los que dedicó su vida a desenmascarar a los falsos doctores de la ley de su época (los llamaba raza de víboras). Poco o nada le importó hacerse amigo de los políticos romanos de la época. De hecho, separó la relación entre Dios y los políticos: «Dad al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios». Ni siquiera, se amilanó ante la presencia del prefecto, Poncio Pilato sabiendo lo que le esperaba. Fue valiente y consecuente hasta el final. Santiago el Justo, su apóstol y más probable sucesor, hizo lo propio por tres décadas más hasta su lapidación en el año 62. Los demás discípulos defendieron su causa con la vida también.

A aquellos que quieren vender a un Jesús, sumiso, clasista, arrodillado a los gobernantes de turno, un ventajoso que sólo le importaba lo suyo, están indefectiblemente equivocados. El Jesús, que exponen la mayoría de historiadores, el que relata: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. El que predicó el exfariseo Pablo de Tarso, años después. Este Jesús, fue un valiente defensor de los menos favorecidos. Por algo Pablo, que era judío con nacionalidad romana, con cientos de privilegios que abandonó por seguirlo decía: “Todo lo que tenía, hoy lo tengo por basura por ganar a Cristo».

Así les arda y les duela a los Escribas del Siglo XXI, no ha existido un revolucionario más grande en la historia universal, que Jesús de Nazaret. Debemos tener mucho cuidado con lo que falsamente nos han inoculado como cristianismo. En el nombre de Dios, se justificaron miles de asesinatos en las famosas cruzadas y en la “Santa Inquisición”. En el año 1310, “el hereje” Pierre Authie, fue quemado vivo ante la catedral de San Esteban en Tolosa. Las palabras pronunciadas previas a su muerte, aún retumban en estos tiempos: «Hay dos iglesias, la una huye y perdona, la otra posee y despelleja».

Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy
Comunicador Social
Esp. en Educación, cultura y política y Docencia universitaria.

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