Presidente Juan Manuel Santos

Mi querido presidente

 

Presidente Juan Manuel Santos

En este camino difícil de la política ingrata y cruel, se aprende como las mulas tercas, a punta de ‘tiestazos’…

Los de a pie, hemos aprendido que pensar diferente es sin duda el camino más fácil a ser eliminado.

Si tan solo hablar es un riesgo, cuánto más es la lucha que hemos emprendido por ayudar a finalizar el conflicto armado.

Usted nació para ser presidente y nosotros para ser obreros que tributamos.

Siento que la historia ha sido muy injusta con usted y especialmente el mal agradecido pueblo colombiano infame, al no reconocer que nuestro país ha cambiado.

Hace ocho años el grupo armado ilegal Farc, llamado terroristas por el mundo entero, era una sombra siniestra que cabalgaba cual jinete del Apocalipsis sobre los hombros de nuestros campesinos y sobre las parcelas abonadas de muertos sin madres.

Hoy sabemos cuántos son, dónde están cómo se llaman… y sabemos también que políticamente, tiene más fuerza un ‘purgao’; más de siete mil combatientes fueron plenamente identificados, con dactiloscopia, bancarizados y literalmente «confinados en guetos sociales», encerrados en cuatro tablas de asbesto, en tierra ajena arrendada; pujando en igualdad de condiciones con la sociedad civil por cualquier lagaña e’ mico que no se roban las multinacionales ONG y que les cae la mesa a los poderosos contratistas del Estado… sometidos a un sistema de justicia que los obliga a decir la verdad reconocer sus errores y reparar a sus víctimas.

Ahora sí se están ganando la papita con el sudor de la frente.

Usted logró durante todos los días de su gobierno denunciar y que descubriéramos todos los actos de corrupción posible, desde los que se robaron la alimentación escolar, hasta la plata de las casas gratis que salieron del bolsillo los contribuyentes y que hoy lamentablemente aún disfrutan en viajes por el mundo sus auspiciadores.

¡Usted logró limpiar la cúpula militar de inmorales que mancillaron con su proceder el honor de la Fuerza Pública, deshonrando las instituciones y dejando a su paso miedo y muerte. ¡Tenemos una nuevas fuerzas comprometidas con la paz, depuraradas de agentes oscuros… aunque aún sobreviva uno que otro colado en el cedazo.

Logró finalizar el conflicto armado y entregarle a los sobrevivientes un sistema de Justicia Transicional que puede garantizar por lo menos la no repetición de tantos actos crueles e innombrables que no deben quedar en el olvido.

Unos y otros mataron sedientos de poder, de tierra y oro, de agua y montaña.

Deja las instituciones fortalecidas… pero le faltó mi querido Juanma…

Le faltó decirle a la gente, cuánta sangre se ha derramado y porqué es tan importante proteger la paz.

¡Le faltó menos zanahoria y más garrote!

Le faltó un poco de temple, para no dejarse sobornar de las mafias politiqueras.

En cambio le sobró gallardía, diplomacia y grandeza para mantener su palabra de finalizar esta guerra absurda con la guerrilla más antigua del mundo.

Los exabruptos en los tratados de libre comercio, en la política extractiva de recursos mineros y en la confianza inversionista, no son solo su responsabilidad, sino también de un Congreso financiado sin escrúpulos por los benefactores en favor de quienes se legisla y ahí está el pueblo que elige esos mismos senadores….

De la corrupción somos culpables los colombianos por elegir tan mal cada cuatro años.

¡Gracias por silenciar los fusiles!

Por insistir y persistir en pacificar el país.

Las demás luchas nos corresponden a nosotros, los de a pie…

Nos corresponde construir la memoria para no olvidar lo ocurrido y evitar que se repita en las próximas generaciones.

20 años de equivocaciones geopoliticas que han sumido nuestro sistema laboral en la pérdida progresiva de tantos derechos, sin embargo cada día los trabajadores protestan menos se ven más felices y gritan con más fuerza los goles.

Son como una especie de rebeldes digitales que se indignan al calor del tuiteo, no hay que decirles por qué se deben indignar y ellos cuál rebaño, ¡se indignarán¡

Ya podemos ir a la finca que no tenemos en el carro que tampoco tenemos, ya podemos presumir nuestro éxito de mentes millonarias.

¡Ya somos de mejor familia!

Todo gracias a ti mi querido Juanma.

Antes de que te vayas y sé que te voy a extrañar cada uno de mis siguientes días de vida y por los próximos cuatro años, quiero agradecerte en nombre de las decenas de familias a quienes junto a las instituciones como la Fiscalía y la Policía acompañamos a devolver sus muertos, niños combatientes de 13 a 16 años.

Quiero agradecerte a nombre de los millones de ‘florindos’ que reciben hoy subsidios estatales para sus adultos mayores, sus zumbambicos desarrapados y hasta por los maricas empoderados que ganaron tantas pujas afortunadamente la gran mayoría son amigos míos.

Desde el primer momento quisieron arrebatarnos la paz; persiguiéndonos estigmatizándonos y asesinándonos sistemáticamente… lo lograron más de 300 veces.

¡Intentar sanar un pueblo herido en sus genes sus memorias y sus tiempos!

Porque al menos lo intentaste.

¡Gracias mi querido Juanma!

Ve tranquilo a disfrutar de tu nieta, que la vida te premie con muchos más… y que este pueblo ingrato te extrañe cada uno de tus días ausentes como te estoy extrañando yo.

Por: Nubia Flor Russi, defensora de Derechos Humanos.

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