Avanza con frenesí el 2024 y cada vez son más las desilusiones que deja la política sobre todo para los que buscan estabilidad laboral. Es sencillo “no hay cama pa´tanta gente” y son muchos los que llegan a las campañas en busca de un contrato.
El otro año empezarán por allá en marzo (quizás antes) las campañas a Senado y Cámara y las mismas traerán a decenas de pastorcitos mentirosos que ofrecerán esta vida y la otra. Los invito a recordar la historia del “Burro muerto” cuando llegue el momento.
Cuenta la historia que un señor Eduardo le compró un burro (un lunes) a un anciano por 500 mil pesos. El longevo quedó de entregarle el animal al otro día. El martes, le escribió al vendedor que el animal había muerto.
El comprador le dijo que le devolviera su dinero, pero, éste ya se lo había gastado.
El comprador le dijo al anciano que le entregara así fuera el cadáver del animal ¿Para qué? respondió el viejo.
Haré una rifa dijo Eduardo. Sorprendido el viejo le indagó ¿De un animal muerto? Nadie tiene por qué saber que está muerto respondió.
Pasados unos días Eduardo se encontró el anciano y le contó que ofreció cien boletas del burro a 50 mil pesos cada una y las vendió todas. El abuelo sorprendido le dijo ¿no se enfadaron al saber la verdad? Eduardo respondió: “solamente el ganador y a ese le devolví sus 50 mil”.
La moraleja es clara. Así empezó Eduardo su carrera política, engañando a cientos de personas y aprendió el arte de vender burros fallecidos que encontraba en el camino para ofrecerlos a gente ingenua que estaba dispuesto a pagar por nada.
Las mentiras hacen parte de la historia de la humanidad y son varias las personas que con el trabajo de otros se han hecho ricos. La política es un negocio rentable en donde los que están en la ‘rosca’ disfrutan de privilegios mientras a los demás les tiran las moronas o ni eso.
Lo increíble es que los de las moronas son muchos, sin embargo, son proclives a caer en engaños. Apelemos al sentido común el próximo año y hagámosle un poco más complicada las cosas a los vendedores de burros muertos.
*Este es editorial de A la luz Pública.