Análisis de columnista.
Partiendo de dos circunstancias concretas que tienen que ver, necesariamente, con el certamen electoral que se llevará a cabo el próximo 25 de octubre en todo el país: la primera, que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; y, la segunda, que una de las formas, posiblemente la más importante, del ejercicio ciudadano, es el voto universal y secreto, todos estamos llamados a participar, en la consolidación de la institucionalidad del Estado colombiano y a la preservación de sus órganos de gobierno, ejercido por los mejores ciudadanos.
Toda comunidad social está integrada, dentro del marco geográfico y político establecido en la Constitución y en la ley, por habitantes, ciudadanos y electores.
Habitantes son las personas que viven dentro de una determinada demarcación política y geográfica. Por ejemplo quienes vivimos dentro del departamento del Tolima y dentro de la ciudad de Ibagué, independientemente de las especificaciones que nos individualicen, como el grado cultural, el sitio de residencia, el color de la piel, la capacidad económica, los apellidos y los abolengos, así como el sexo y la edad; mientras que ciudadanos son todos los habitantes que superan los dieciocho años de edad y que, por esta sola circunstancia, están dotados de todos los derechos reconocidos en la Constitución, en la ley y en el derecho internacional.
En este orden de ideas, para efectos electorales lo ideal es que la identidad del habitante corresponda en un todo, a la de ciudadano.
Pero para que la cuestión sea completa, el habitante y, a su vez, el ciudadano, por virtud de la democracia y para los efectos de la misma, se convierta en elector, dado que la abstención electoral hace frágil a la democracia y, de paso, lleva al desconocimiento de derechos a la mayoría de la población, entre otros, la plena realización de la igualdad, la inclusión y la proscripción de toda forma de discriminación.
De ahí que llamemos a los habitantes del departamento del Tolima y, en particular, a los habitantes de Ibagué mayores de dieciocho años a que se conviertan en electores y voten, no de cualquier manera, sino por los mejores que ejerzan con suficiencia, capacidad, honradez y compromiso con el pueblo, los cargos de gobernador, alcaldes, diputados y concejales.
No olvidemos que los mayores de edad, aparte de ser habitantes del Tolima y de Ibagué, somos ciudadanos y, por tanto, tenemos el derecho a ser electores y los candidatos a ser elegidos.
Por: Rafael Aguja Sanabria, abogado penalista, docente universitario.