Que el uribismo, de la mano de su líder, sigan insistiendo en desmentir los falsos positivos, no es más que un acto de crueldad extrema.
Que los medios de desinformación sigan inventando chismes y dejando de lado el tema de los falsos positivos, no es más que un acto de desfachatez, descaro y de no tener la más mínima ética en la profesión que deberían respetar.
Que, a muchos colombianos dentro y fuera del país, poco o nada les importe esta barbarie, no es más que una demostración de ignorancia elevada a la máxima potencia y más allá.
Las recientes declaraciones en la JEP, esta vez en cabeza de un alto mando del Ejército colombiano, no deja de sorprenderme. Y no solamente las declaraciones de los militares me causan terror; las declaraciones de los familiares de las víctimas son más que escalofriantes y, sobre todo, tristes.
No entiendo cómo pueden existir personas insensibles con este tema. No entiendo cómo puede haber compatriotas que les siguen la corriente a estos desalmados, porque, aquí los escucha uno despotricando del país, hablando mal del gobierno del cambio y hasta compartiendo toda es basura que publican en revista SEMELA, sí, así como leen y lo escuchan, así como el gran Garzón la bautizó en aquellos días: SEMALA; y por supuesto, apoyando a esos otros medios que no dan ni vergüenza ni ganas de nombrarlos.
Es increíble que hoy en día alguien pueda llegar a justificar uno de los genocidios más aterradores en la historia de la humanidad como lo son los falsos positivos que, de hecho, todavía muchos de los zapateiros que siguen en la institución, quieren continuar sin reparos.
La JEP avanza y vendrán más declaraciones y testimonios escabrosos de víctimas y victimarios y aunque los de siempre insistan en tapar su rastro, ya no lo podrán negar; y no lo podrán negar porque… cada cosa que ocurre: ¡Es un hecho Sam!
Por: Luis Carlos Rojas García Kaell de Cerpa.