
Detesto la expresión: “Crónica de una muerte anunciada”. Independientemente de su descendencia literaria, considero que es un cliché ya que es utilizada para muchos referentes, sobre todo, los que tienen que ver con temas de la sociedad, aunque, eso no quiere decir que no se pueda utilizar para asuntos más personales como el amor, la amistad entre otras.
Ahora bien, por más que me parezca un cliché, debo decir que para los tiempos que vive el país actualmente se ajusta perfectamente. Es una frase que, como muchas palabras, se liga fácilmente a cualquier contexto.
En este orden de ideas, los rumores sobre las supuestas intenciones del que se hace llamar presidente de Colombia, Iván Duque, de querer declarar un Estado de Conmoción Interior, son realmente preocupantes.
Para que se hagan a una idea de lo que esto significa, y en vista de que vivimos en un tiempo en donde nos gusta entender las cosas más rápido que, ponernos a leer, dejo aquí el siguiente enlace:
Por supuesto, hasta el momento son solo rumores, pero, recordemos que no es la primera vez que las situaciones y hasta determinaciones del país comienzan con aparentes rumores que después van tomando fuerza hasta convertirse en realidad.
Los medios de desinformación por supuesto hacen de las suyas, cubren todo hasta cuando llega el momento de destapar la olla podrida y, aun así, siguen apoyando. Para la muestra la Ley de Financiamiento Sostenible o, mejor, la Reforma Tributaria que fomentó todo lo que vemos hoy en día, aunque ya sabemos que el asunto es más complejo.
Como sea, en el ambiente del país no solo se respira violencia y gases lacrimógenos, también hay un aire de dictadura que podría aparecer en cualquier momento. Por supuesto, a diferencia de otros países que han aplicado la dictadura, Colombia es un país dependiente de los gringos y eso es un punto a favor, por el momento, ya que dudo mucho que los norteamericanos aprueben algo así después del show mediático que han protagonizado durante tantos años con Cuba y luego con Venezuela.
No obstante, es importante no olvidar por nada del mundo, que Colombia está bajo las garras de un demente que desde hace más de veinte años ha querido tener su propia zona de guerra y eso mis queridos amigos, sumado a que tienen a un pendejo de presidente, puede cambiarnos las cosas cuando menos lo pensamos.
Ya lo dijo el maestro Garzón:
“Es que a Álvaro le cabe este país en la cabeza. Él vislumbra a este país como una zona de orden público total. Es decir, como una sola convivir ¡Caray! Donde la gente de bien ¡Por fin! Podamos disfrutar de la renta, en paz, como debe ser. Y será él, quien por fin traiga a los redentores soldados norteamericanos quienes humanizarán el conflicto y harán de Uribe Vélez el dictador que este país necesita. Buenas noches”.
Por Luis Carlos Rojas García, escritor.