
El dueño de la funeraria Serfunpaz dejó el inmueble que ocupaba, llevándose puertas y ventanas.
Y lo hizo emulando a la película La estrategia del caracol, llevándose a cuenta gotas los plafones, bombillas, puertas, ventanas y toda la mampostería de esta residencia de la carrera Quinta con calle 33, que ocupó Abel Grisales y la funeraria Serfunpaz, durante 10 años.
Pero en ese lapso, el empresario de pompas fúnebres no canceló arriendos a la Dirección de Estupefacientes, tenedora de la casa, que la había ocupado con fines de extinción de dominio a una persona vinculada con el narcotráfico, según indicaron fuentes conocedoras del caso.

Según las fuentes del caso, en el lugar tampoco se pagaban los servicios públicos y se acudía a acometidas ilegales y reconexiones fraudulentas cuando el Ibal o Enertolima suspendían el flujo de agua y de energía. Se sospecha también que en ocasiones se acudía al soborno a las cuadrillas encargadas del corte de los servicios a fin de que no ejecutaran la suspensión de estos.

Como se aprecia en la imagen, la vivienda quedó sin puertas y se clausuró la entrada con unos bloques y cemento.
Don Abel y Sefunpaz se trasladaron a otro inmueble situado a dos cuadras. La casa que ocupó entrará a un proceso para ser entregada a asociaciones o entidades sin ánimo de lucro que así lo requieran.