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El sistema colombiano está en busca de un nuevo flautista de Hamelin

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Revista Hola

No creo que exista un tema musical que describa  mejor la decadencia de la política colombiana que “Simphony of Destruction”, (Countdown to Extinction ,1992)  del grupo estadounidense, Megadeth. Tomarse el trabajo de analizar la profunda letra creada por Dave Mustaine (líder, fundador y vocalista de la banda), es toda una tarea criptográfica. Es una metáfora, que describe de manera eficiente y casi perfecta la manera de operar del sistema que nos rige.

El tema inicia con la siguiente traducción de su primera estrofa: “Tomas un hombre mortal, y lo pones en control, míralo convertirse en un Dios, mira la cabeza de la gente rodar. Todavía recuerdo como hace 20 años el sistema nos vendió a un Mesías, que nos salvaría de las garras de las Farc (Pacto de Ralito en el que refundaron la Patria). A punta de demagogia y a través de los medios de comunicación, nos saturaron de noticias de la guerrilla día y noche. Nos inocularon que eran la causa del problema del país y no una consecuencia como evidentemente lo es.

Nos vendieron humo y con esa excusa se adueñaron del Estado. Tomaron el control del Congreso (Parapolítica) y para mostrar resultados iniciaron una macabra operación sistemática para matar ciudadanos pobres y hacerlos pasar como insurgentes (falsos positivos). Compraron la reelección para seguir orquestando cientos de fechorías en contra del pueblo y a favor de los grandes poderes económicos que aumentaron su fortuna hasta tres veces. La famosa confianza inversionista solo les sirvió a los poderosos y a los políticos corruptos.

El coro de la canción arriba citada dice Igual que el flautista de Hamelin llevó ratas a través de las calles, bailamos como marionetas, balanceándonos con la Sinfonía de la  Destrucción”. Esta parte hace alusión al folclore alemán, que relata la leyenda de un músico que con su flauta logró eliminar la infestación de ratas de esta localidad.  Al no recibir su paga, juró vengarse y el 25 de junio de 1284, en celebración del San Juan, hizo lo propio pero con 130 niños que desparecieron para siempre.

Algunos historiadores aseguran que hay pruebas serias que invitan a pensar que la leyenda es cierta. Lo importante de la analogía que hace la banda de “thrash metal”, es que este  líder político sigue llevando con su melodía a sus seguidores al despeñadero. Han pasado 20 años de este nefasto  liderazgo y aunque suene inverosímil, todavía hay miles de estos “niños seniles” que como en la fábula sucumben ante su esotérico encanto.

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Mito del Flautista de Hamelin.

Hay más: La tierra comienza a retumbar, caen las potencias mundiales, una guerra por los cielos, un hombre pacífico se levanta alto, alto”. Como era de esperarse, tarde o temprano, el pueblo se daría cuenta del engaño (por lo menos la mayoría) y reinaría el caos. El estallido social, era  inminente y el mismo pueblo que lo eligió ahora quiere su cabeza.

El video oficial (el cual comparto), muestra como este líder político una vez elegido, se olvidó de sus promesas de campaña y empezó a trabajar para los dueños del poder. En una parte del audiovisual se le ve reunido, con un alto líder eclesiástico, con un gran empresario, y un general. Al final estos mismos saben de la “mala imagen” que forjó su elegido y deciden asesinarlo.

Esta alegoría, no es difícil de explicar en la coyuntura colombiana. Primero fue Uribe, luego nos metieron a Santos, luego a Iván Duque, y no duden que nos venderán  a otro. Este asesinato del líder político, hace referencia a la muerte política por desgaste. Lo importante, es que el sistema debe sostenerse a como dé lugar. Los poderosos nos venderán otro mesías que nos salve por ejemplo del “Comunismo del siglo XXI”.

El sistema no lo controla con total autonomía, Álvaro Uribe, como muchos creen, Esto va más allá de lo que la evidencia  muestra.  El oligopolio, es un “Kraken” con varios tentáculos. Está fuerza descomunal es como la del Leviatán del filósofo inglés Thomas Hobbes, que tiene  su cabeza en los multimillonarios, (terratenientes, banqueros, entre otros) quienes manejan el aparato, político, militar y religioso. Son los Iluminati criollos, que hacen parte de sectas mundiales (aunque suene conspirativo).

La ultraderecha, el pensamiento ortodoxo, el fascismo,  el totalitarismo, el patriarcado, son ideologías con siglos enteros de fecundidad.  Cambian los nombres de quienes lo encarnan, pero existen desde la concepción de la humanidad.  La lucha de clases, el arribismo, la esclavitud, la explotación, van inmersas en la guerra por la supervivencia del hombre, desde su aparición en la tierra.

El hombre es un animal político”, decía Aristóteles, aduciendo que este no puede ser concebido fuera de su relación con el Estado. Es cierto, que el ser humano necesita de estar organizado en busca del bien común, que sería la plenitud de los ciudadanos, somos seres sociales por naturaleza.

Sin embargo, el filósofo griego, agregaba que somos seres racionales, a diferencia de los animales, por tanto, podemos distinguir  lo bueno de lo malo. Lo virtuoso de lo inmoral, lo positivo de lo negativo. Esa máxima debería impulsar al hombre a buscar la justicia, el respeto, la tolerancia y la solidaridad.  En las sociedades políticas en donde se pierde este sentido, reina la anarquía y es lo que suele suceder en los sistemas excluyentes.

Como el título del libro de Gabo: “Crónica de una muerte anunciada”, así es lo que está pasando en Colombia. No podríamos ser tan ilusos, de imaginar el desequilibrio social reinante sin que llegaran consecuencias y las tenemos con el estallido social. La fotografía que adjunto en esta columna, es de la revista de farándula Hola (2012) que ilustra de manera fehaciente la segregación que impera en Colombia desde hace varios siglos hasta el presente.

El futuro no es diáfano. Queda esperar a ver cuál será el nuevo flautista que nos imponga el sistema para que nos embruje con su  melodía o lo contrario vendrán vientos de cambio. Quizás llegue lo mejor, o aunque sea lo menos malo, mientras se acerca el hombre pacífico desde lo alto como lo describe el éxito de Megadeth.  De todas maneras, lo que estamos viviendo nos invita a pensar, que el cambio definitivo  se dará cuando se puede separar la maleza del trigo el Día de la siega. 

Por: Andrés Leonardo Cabrera

Comunicador Social

Esp. en Educación Cultura y Política y Docencia Universitaria

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