Nos quejamos en los medios y en la salas de redacción sobre la escases de noticias en la época de fin de año. Pero contrariando el lugar común, en Colombia sí ocurren informaciones de relevancia:
El bebé de Skakira se deja ver el rostro; Interbolsa era una pirámide del estrato seis; el novio de Sofía Vergara es un manipulador; Petro sufre de paranoia; Guillermo Alfonso madrea a los contratistas; las Farc muestran en Cuba dummie de ‘Simón Trinidad’; la pinta chic de la holandesa; la Policía acabó una vez más con las mafias del Bronx; lucha frontal contra la corrupción, again; Luis H. viaja a Europa a ‘conseguir recursos’, en plena crisis del viejo continente; tapan los huecos cerrando toda una avenida en diciembre; sancionan al contratista del ascensor; Tus zonas erróneas, el libro del año; otro aniversario de Hugo Ruiz que pasa sin pena ni gloria; vamos a ver Amanecer o Sky Fall en Cinemax…
Si fuera cierto lo que afirma Vargas Llosa en su último libro, la cultura murió para dar paso al entretenimiento. Los medios no están cumpliendo con sus restantes postulados de educar e informar, justamente porque los grandes contenidos o temas, no captan la atención de sus audiencias. Estudios muestran que una persona promedio tarda 40 segundos en interesarse por un contenido en internet, mismo que si no es de su agrado, es dejado de lado para buscar otras publicaciones más cautivantes.
Además, los medios tradicionales han aprendido la dura lección, de haber perdido el monopolio de la información, en detrimento de las redes sociales. Acabamos de ver en las elecciones de Estados Unidos, al presidente anunciando su triunfo con una foto en Twitter, y a la televisión de ese país rezagada esperando los resultados, cuando ya en la nube todos conocían al ganador.
Debemos hacernos la profunda reflexión y autocrítica de si solo estamos brindando a nuestras audiencias “pan y circo”, en vez de reflexionar o tratar de entender el mundo en el que vivimos. Cobra más vigencia la frase que pronunciara Ernesto McCausland, al recibir su último premio de periodismo: “por qué permitimos los periodistas que el conflicto lo contaran las matemáticas y no la gramática…”.
Por: Alexander Correa C.