Obras no cumplieron estándares internacionales.
“Alcanzamos a terminar las obras del Estadio: Ibagué tiene una de las mejores canchas con grama y drenaje, se arreglaron camerinos, se pintó y se aumentó hasta donde se pudo la iluminación”, dijo este lunes el exalcalde Luis H. Rodríguez tras haber aparecido a un proceso donde lo investiga la Procuraduría por la debacle de los Juegos Nacionales.
Dicha afirmación no es del todo cierta. En el estadio se ejecutaron obras, sí, pero no de la calidad que se requerían ni cumpliendo con estándares pedidos por la Fifa.
“Hicieron los diseños, las obras, pero les faltó hacer el reforzamiento estructural del estadio, que es de obligatorio cumplimiento, para evitar tragedias y salvar vidas. Sin eso, se corre el riesgo de daños mayores y que lo nuevo que se hizo se venga abajo”, le dijo a este medio un ingeniero que conoció de cerca el proceso.
Además, se ha conocido que el túnel Fifa, reglamentario para estadios alrededor del mundo no cumple con las medidas exigidas por el órgano que regula el fútbol a nivel orbital. El túnel debe medir como mínimo cuatro metros de ancho con una altura también mínima de 2.40 metros.
Como se ve en la imagen, el túnel Fifa del Murillo Toro no alcanza ni los dos metros cincuenta de ancho y la altura no es la adecuada en todos los tramos.
Para rematar, desde hace meses permanece cerrada al público una porción de la gradería de occidental y aunque se ha requerido a los contratistas y a la interventoría de las obras, nadie responde. Tampoco se conoce el motivo del daño y si obedece a fallas estructurales o a errores de diseño.
Tampoco es cierto lo dicho por Luis H. que se mejoró la iluminación del estadio. Comentaristas, aficionados y hasta la gran prensa nacional han señalado que la iluminación del escenario es deficiente y se deberá cambiar. Tan solo la Alcaldía de ibagué estimó en 12 mil millones de pesos el costo de una nueva y moderna iluminación para el estadio.
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La obra de remodelación del estadio la acometió la Unión Temporal Manuel Murillo Toro, integrada por las firmas M & A Proyectos S.A.S, Río y Arquitectura S.A. y Construsar S.A.
La razón social Constructora A & C se encargó de la interventoría y deberá investigarse la licencia exprés que confirió a las obras el Curador Urbano Número Dos de Ibagué.
Sobre este último tema deberá clarificarse por qué el curador Greisman Cifuentes Silva no registró en el libro de reparto de las curadurías la licencia de obra para el estadio. A este funcionario le correspondió también otorgar las licencias para las obras del Parque Deportivo y del Coliseo de la calle 42.
Testigos de la Fiscalía como Wilmer Manchola y Luis Rodrigo Uribe han dicho que al curador Cifuentes Silva presuntamente le ‘untaron la mano’ con dinero para que no se convirtiera en obstáculo a la hora de acelerar el remedo de obras que se hicieron y se procediera a desembolsar los anticipos, que hoy no aparecen con los escenarios destruidos y sumidos en el abandono.
La oficina de Transparencia de la Presidencia de la República también pidió investigar el accionar del curador Greisman Cifuentes.
La inversión total en el estadio fue de 13 mil 308 millones de pesos con una adición presupuestal de mil 203 millones 714 mil pesos.
Pero hoy se sabe que en la adjudicación de diseños hubo corrupción y pago de sobornos lo que tiene en la cárcel al ex secretario de Infraestructura de Luis H., Jorge Alberto Pérez, y a otros funcionarios. Si la Fiscalía mete el diente en la minucia de las obras del Murillo Toro podría llevarse más de una sorpresa.