El deporte urbano en crónicas AP.
Todos los martes, jueves y sábados, las “Violet Attack” y los “Bastardos sin Gloria” llegan a su encuentro en la tercera etapa del barrio Jordán. Entrenan en una cancha de básquetbol que ellos mismos han adaptado para el juego, pues la ciudad no cuenta con escenarios para este deporte urbano y alternativo.
El Roller Derby es un deporte de contacto que tiene su origen en Estados Unidos, está basado en patinaje sobre ruedas formado alrededor de una pista oval.
Paula Lasso, una de las jóvenes entrenadoras del equipo “Violet Attack” conformado por veinte niñas, nos cuenta:
“Nuestro deporte es patinaje de contacto, es un deporte de mucha estrategia, de mucha fuerza y velocidad. Se juega en una pista ovalada, son tres posiciones: anotadora, bloqueadora y pivote. Entrenamos en esta cancha, no tenemos una pista oval pero da el espacio para marcarlo con una tiza, debe atravesar un pack, o pared, son cuatro jugadoras que trataran de impedir que anote la jammer, quien tratará de hacer en dos minutos todas las vueltas posibles”.
Es decir, cuando pita el árbitro, se inicia una carrera de dos minutos durante la que una anotadora de cada equipo –jammer– (esta es la persona que tiene el cubre casco con una estrella) trata de romper la barrera contraria, ayudada por sus compañeras y obstaculizada por las bloqueadoras rivales. Cada vez que la jammer supera la defensa rival y completa una vuelta a la pista, puntúa.
Para este deporte existe todo un reglamento de competencia regido por la Woman´s Flat Track Derby Association (Wftda) y como en cualquier disciplina son muchas las reglas que se deben cumplir
“No se puede hacer sacadillas, ni detener con la pierna, brazos, codo, es un trabajo mucho de cadera. Por cada bloqueadora que pasa es un punto”, aclara la entrenadora.
Además de eso, las jugadoras deben contar con casco, rodilleras, coderas, muñequera, antifracturante y protector bucal.
“Aquí se valen todo tipo de cuerpos, géneros, ideas, edades, sexualidades o estéticas, no importa si es grande, pequeño, gordita o flaca, lo que importa es la actitud y las ganas de entrenar”, destaca la capitana.
Cuenta además que el mayor logro del equipo ha sido organizar un regional “ya que no hay infraestructura ni apoyo de entidades gubernamentales, fue un torneo que contó con la participación de equipos de la zona occidente del país y se pudo realizar con el apoyo de empresas privadas y de la Universidad del Tolima”.
Es así como entre frenos, bloqueos, caídas y a golpe de autogestión, las mujeres han hecho avanzar este deporte en Ibagué que en los inicios de su historia estuvo marcado por un espíritu de dura rebeldía y desempoderamiento femenino, bajo una la estética punk; ahora se destaca por ser inclusivo, pues también han resurgido equipos masculinos, como es el caso de “Los Bastardos sin Gloria”, conformado desde hace tres meses por doce hombres ibaguereños amantes de esta disciplina.
Este deporte que derriba todo estereotipo, continuará luchando por su espacio, porque no hay nadie quien pueda detener a estos jóvenes sobre cuatro ruedas en Ibagué.
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